Eduardo Urueta

Pero sonríe


A Paulo


Obligado a la pena de verte, sólo verte

no dejarlo de hacer

y además

crecerte.


Dolor es existir en la tierra que ondula el raso negro

oír el ruido de la borrachera

enterrada como muerta

apestando y doliendo.

Pero sonríe.


No es la ceniza del filo tuyo

ni la marioneta mía

menos el cerro de Zacatecas

es el sueño, el sueño

que en el musgo es la dalia y la cabaña del descanso.

Pero sonrie.


Es la esquina donde encuentra la flor más colorida

es un soneto de Sor Juana, pero sonríe.

Su beso es un labio mediano

a punto de romperse en el lejano caminar con tu mano en la suya.

Ay, qué dolor el gemido tibio

y qué árbol tan indefinido

qué corazón tan grande y sin velero.


Debiera la mujer

salirse de la negra cáscara helada

y debiera el hombre

de nariz-Nueva-York

morirse y habitar la frontera de su lengua.


Debiera bailar encima de los gordos Boteros

y leer un poema sin concha

encima de la locura.


Helicóptero terrestre

frente grande

ojos oscuros

gusano

te encontraremos devorando

a un sol dormido

cuando al diluvio lo coman sapos de hojalata.


Sigue sonríendo

la sonrisa

es el incendio de la melancolia.