lucifer10

LA VENGANZA DEL MORO

Vital Aza

(Leyenda) 

 

Sobre un ligero corcel

y cruzando una espesura,

en noche triste y oscura

marcha el animoso Abdel.

 

Amor en su pecho late

–amor que le hace dichoso–,

y en su caballo brioso

clava el agudo acicate.

 

Sigue obstáculos venciendo...

Cruza luego una pradera,

como la corza ligera

que del cazador va huyendo...

 

–«¡Vuela, vuela mi corcel!

(clama Abdel con furia loca)

sin que sientas en tu boca

el duro freno cruel.

 

¡Sigue! ¡Tus bríos desata!,

que ya es de llegar la hora

a donde mora una mora

que me enamora y me mata.

 

¡Rompe la pesada bruma!,

¡Nada tu marcha intimide!...»

Y el fiero bruto (1) despide

con furor hirviente espuma.

 

...................................

 

Al fin observa el jinete,

de un relámpago al fulgor,

el remate brillador

de un morisco minarete.

 

–«¡Sigue tu marcha agitada,

bravo corcel, por Alá!

¡Corre que cerca está ya

el nido de mi adorada!

 

¡Salta con furia bravía!

¡Atraviesa la espesura!...»

Y de entre la selva oscura

salió una voz que decía:

 

–«¡Abdel, desgraciado Abdel!,

¡no prosigas tu carrera!

Detén la marcha ligera

al fatigado corcel.

 

¡No prosigas, que es en vano!

No pienses más en tu mora,

pues tu Zulima, traidora,

se fugó con un cristiano.»

 

–«¡Mentira!» –Abdel exclamó–.

«Zulima me será fiel»

Y de nuevo en su corcel

los acicates clavó.

 

En marcha vertiginosa

llega al fin de su jornada.

Entra el moro en la morada

de su prometida esposa...

 

–«¡Zulima!» –grita feroz–.

«¡Zulima! ¡Zulima mía!...»

Y en la extensa galería

zumba el eco de su voz.

 

Ni un rumor se oye en la estancia;

nadie contesta a su grito...

–«¡Maldito mi amor, maldito!»–

dice Abdel con arrogancia.

 

Y en su dolor angustioso,

de un rayo a la luz rojiza,

ve un bulto que se desliza

recatado y misterioso.

 

Abdel, ciego de coraje,

corre, le sigue, le alcanza,

y fiero, y con la esperanza

de vengar tamaño ultraje,

 

al fin sobre el bulto da;

ceba en él su saña impía,

y empuñando la gumía,

dice:...

 

(Se continuará

la leyenda cualquier día.)

 

(1) El bruto, aunque me lo callo, –claro está que es el caballo.