Mi ventrículo esta enredado el torbellino 
estridente de tus bellos ojos. 
Una lágrima de arcoíris caerá, cruda, 
en el laberinto de tu pupila 
mientras se desborda una manzana 
hacia tu pequeño ombligo. 
Mi encéfalo esta averiado drenando 
las burbujas de tus labios. 
Escamas de peces voladores hay 
en tus córneas color fantasía. 
Y me haces tropezar pequeñamente 
con el misterio, animal de 
mil puertas y mil ventanas abiertas. 
Una ventana se ancló a un 
nimbostrato, batiéndose en el 
cielo fosforescente y fucsia, 
el sol abrió las demás nubes y se 
encontró en mi palma, 
como si las bocas burbujearan 
en un mar de sangre color melón. 
Un poema a la altura del corazón 
acróbata puede cobrar varios significados.