Aturdida el alma su mirada paseaba,
buscando entre poemas reflejos olvidados,
quizás entre unos versos aún no recordados,
mojaba con su pena la paz que ambicionaba.
En sus ojos dolidos el llanto rebrotaba,
sumida en su lamento, sus labios ya bañados,
hurgando entre poemas, mil sueños añorados,
ilusiones queridas, promesas que guardaba…
Entre rosas y espinas el alma caminaba,
llevando viejos libros de poemas poblados,
sin métrica ni rima, sus versos rebelados,
a su amada poesía, a cada paso hablaba.
En tanto que decía, y así se contestaba…
Palabras esculpidas, con versos desgastados,
metáforas perdidas, vocablos angustiados,
hipérbole dormida, en vida examinaba…
Poema que moría, cuando a la luz saltaba,
como símil dormido con los brazos atados,
los versos recorrían pasajes asustados,
la madre poesía, con pena los miraba.
El alma incomprendida con llanto los mojaba,
ya párrafos y estrofas, se estrujan contrariados,
diciéndole a las hojas que ya están arrugados,
achican las congojas del llanto que manaba.
Un poema que al fondo, callado se encontraba,
abraza a unos sonetos que huyen espantados,
llorando están lo versos, al verse mal logrados,
el alma en su osadía al suelo los tiraba…
Serena la poesía, a voces la llamaba,
sus amorosos ritmos con dulzura sonados,
recogen con ternura mil versos desolados,
vuelve alma al poeta, que en su ausencia, callaba…