nadlek

LA ÚLTIMA REINA

No pidas que olvide, si el amor grabó su código secreto en mi Rossetta.

No pidas que olvide, si el mágico espejo sólo devuelve a mí tu pálido reflejo y ante la oscuridad que me invade, romperé mis huesos antes del amanecer para aliviarme en tí, sublime antídoto.

No pidas que olvide, innumerables batallas de ejercitos intangibles y no lo he logrado.

Que he visto inagotable repetir el día aquel de nuestro encuentro.

Cuántas veces hoy desperté en la misma mañana; cuánto más el tiempo cruel que nos separa angustiando el paso fugás de mi existencia; será que acaso el sueño dueño del encanto?. Otra vez desperté y no soy el mismo.

No perturbó tu ausencia mi memoria, siento aún el brío de tu esencia mezclarse con el bálsamo de tus velos, que transparentados en el aire me dejan ver tu cuerpo evaporándose como un espectro. Puedo ver tus líneas entre el oro y tus perlas.

Aún tus ojos me persiguen y corro en mis sueños por los patios nacarados de aquel palacio y tu nombre, ese que Roma no quiere pronunciar...Bestia de inmaculada belleza.

Oh brutal destino que me señaló el camino, aquel día miré el frondoso jardín pero pude ver la flor, qué fugáz fue la despedida que cegó mi alma y se llevó la tuya.

No pidas que olvide, no pude, no podré y no quiero hacerlo. No ante dios sellé mi destino, en un ricón ví la serpiente y en el otro el filo de la daga de plata. Por tus venas corría el maligno veneno, así por las mías se derramaron sangre.

No pidas que olivide,mucho menos ahora que puedo ver la luz y acercándose, tu rostro...