ivan rueda

EL TIEMPO

Yo soy un reloj

con un hombre en mi muñeca,

él me marca la soledad,

el amor, la luz y las tinieblas.

A veces se me cae en un abismo

o se me muere al borde de una acera,

a veces se me curva por los huesos

o se me rompe por las venas.

Entonces yo busco otro hombre

que se ajuste a mi correa

y para que no se paren sus latidos

comienzo a darle cuerda:

lo mezo en la cuna,

lo llevo a la escuela,

le busco un trabajo,

lo encumbro de estrellas

le pinto una arruga,

le pudro las muelas,

lo apoyo a un bastón,

le nublo la testa

y al llegar su hora

lo vuelvo a la tierra.

Pero si un día de repente

un hombre no obtuviera

con un buen corazón

para atarlo a mi muñeca,

vendría la hecatombe,

el odio y la guerra,

y al fin, el terrible fin

de la humanidad entera.

Entonces me quedaría solo,

sin loco que me entienda,

sin voz que me nombre

sin tez que me tema.

De este modo me volvería

un libro sin letras,

un bosque de sombras,

un mar sin tormentas,

un dios atrapado

en una jaula de piedra

con dos tristes agujas

trazando una esfera.