Ingrid Victoria

BALADA

Hubiese preferido quedarme contigo, porque mi ojo izquierdo estaba padeciendo; la lluvia.

Habías  aparecido en el oportuno instante:

Que lluvia tan tierna, frágil, tan ligera, menuda,

tan dulce…                                   

En mi  llovía la infancia,  la inocencia, las carreras en bicicleta,

las repetidas veces de mi nombre por mi mama. Se conmovió la lluvia.

 

Que oportuno ese instante

porque con tus manos indelebles me abrigaste

tantos males, calmaste tormentas, cielos grises.

locura.

 

Que  oportuno ese instante

porque me trajiste de allá,

de tiempos aquellos, de pascua,  tiempos remotos,

de olores florales y  ramos de rosas.

 

Que oportuno ese instante

porque me recuerdas a mi

desayunando chocolates con el pelo despeinado,

 viendo guerreros animados,

 leyendo cuentos  robados,

quebrando huevos sin querer…

 me trajiste de la razón con y sin consentimiento.

 

Del renacimiento de esto y de más.

 

Que oportuno ese instante

porque tus ojos me declararon; Ayer.

 

Que oportuno ese instante

porque el sonido diáfano de tus palabras,

me supieron poesía.

 

Que oportuno ese instante

porque donde creí estar, no estaba,

y en el ascetismo de tu corazón me encontré.

 

INGRID V.