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Historias Cotidianas IX (nueve)

La primera vez la tomó por sorpresa

no lo vio venir

¿Cómo era posible que sus manos

(las mismas de acariciar)

pudieran provocarle tanto dolor?

¿Qué había hecho para sonsacar

esa parte de sí mismo que desconocía

esa brutalidad física inesperada?

se sentía adolorida

confusa

humillada

traicionada...

pero en medio de su confusión

el arrepentimiento vino a desarmarla

y aunque no estaba convencida

dejó de cuestionarse

confió en que no se repetiría

y aceptó sus disculpas florales.

 

Lunas más tardes la novedad se hizo rutina

las caricias se instalaron en el museo de los recuerdos

las disculpas emigraron de su espacio

y el temor se convirtió en cotidianidad

comenzó a controlar sus propias actitudes

evitaba comentar sucesos

iniciar conversaciones

hablar alto

caminar rápido

opinar

discrepar

casi hasta respirar...

se anuló hasta lo imposible

no obstante

no logró vacunarse contra la violencia

y al torbellino de anti-caricias

se sumaron como invitados sus dos pies.

 

Muchos calendarios después

aún sigue presa del ¨si quiero¨ equivocado

sigue controlando lo que hace

lo que dice

y hasta lo que piensa

intentando evitar

en lo posible

hacerlo enojar

habita como fantasma su propia vida

y de tanta costumbre

casi ya no sufre

casi...

pero todavía

de vez en cuando

un huracán de pasiones malsanas se desata sobre su cuerpo

aunque ha aprendido a posicionarse

cuando presiente la avalancha

para evitar daños irreversibles

no cuenta a nadie lo que ocurre

y si alguna huella indiscreta

la delata

siempre tiene a mano una explicación plausible

no se reconoce como victima

y no quiere escuchar ninguna voz amiga

que la enfrente a su verdad

no acepta protección

(tiene miedo)

lo que hace prever que su cuerpo

algún día

pueda terminar en una morgue cualquiera

como una estadística más.