Miyagui yuyatsi

¡Hasta cuando!

 

 

 

 en mi pais dicen:

Aunque pegue o mate

Marido es....

 

 

 

 

Mientras la penumbra riega un desierto de rosas blancas…

Una señorita moja con lágrimas unas cartas del ayer;

Corazones de papel encadenados, flotan en el aire…

Que conjugan los desvelos de recuerdos pegados a su pared.

 

 

Escarba en el tiempo, algunas promesas hechas pedazos…

Y todo cree saberlo, pero es cegada por el absurdo querer,

De esperar cansada con su cama en la ventana

Algún fantasma que interrumpa la ansiedad de algún ¡porque!

 

 

Y juega a las escondidas estando sola,

En el armario con las prendas de su amado…

Aspirando cualquier aroma que le llene

Ese espacio traslucido por los muros levantados a su lado.

 

 

Se desvive esperándolo,

Aun en nubes con ganas de llover…

Con su sonrisa congelada de cumplir humillaciones,

¡Porque ella… es la mujer!

De fingir placer mezquino,

Y llorar cuando él le exige tener

Sobredosis de emociones encontradas

Pensado que está en algún sucio burdel.

 

 

Y observa el flash de una foto en su piel

De su gran y dulce amado que la marca con nudillos de papel,

Arrugando la inocencia  de volar y no volver

Mariposas silenciadas en la jaula del perder

El casi amor de su existencia que navega al saber

Que etiquetas vomitadas la retinen en poder

De callar pues es prohibido opinar o un ¿Por qué?

 

 

Y  el miedo carcome sus células blancas

Epítetos de cobardes son lanzados a su espalda

Y avanza desilusionada con una cruz de porcelana

Que se rompe y le rasga su vestido de enamorada.

 

 

Conversando con el humo de ideas

A veces piensa que él tal vez va a cambiar

Y la soledad le grita con el crujir  de las puertas

O el tic tac de algún reloj que hasta cuando ella va esperar.

 

 

Y se forman olas de cansancio en su piel

Y agujeros negros debajo de las sombras que cree ver;

Gatea descalza, con las rodillas ensangrentadas

De pedir todos los días al cielo…

El milagro de decidir lo que a ella le hace falta.

 

 

Y ella camina cegada por su dependencia al enfermo amor,

Con el cuerpo temblando por la ausencia de calor,

Los oídos opacos por los gritos de furor,

Y el corazón hecho pedazos por no entender…en que fallo…

 

 

Y mientras la penumbra riega un desierto de rosas marchitas por la impotencia

Una señorita derrotada,

Juega con su reflejo para estar perfecta,

Esperando en la ventana a su gran y dulce amado

A que llegue:

Y la bese con ignoro…

La acaricie con insultos…

Y la quiera con sus manos…

Y en el nombre del amor…ella aguanta…

Pero ¡Hasta cuando!