Gustav Steiner

Naa nace desde arriba

Acostado en un suave sillón

y abrigado por la oscuridad

se filtra con el aire una canción

lejana, lejana como su amor.

 

Del cielo de poroplás

no aparto la mirada

como esperando un milagro

del falso universo blanco,

y el susurro de esa canción

me aprieta el corazón

cual lanza de gladiador

bañando mi rostro

con lágrimas prematuras

de una nostalgia futura.

 

Mas la canción,

el falso firmamento y

las lágrimas de angustia

son espigas necesarias,

y debo dejarlas ser

para aprender a amar

a esa mujer.