nelida anderson parini

MÍRAME A LOS OJOS.

Pon tus ojos en mis ojos,

pequeño…  mirar soñado,

deja tú dolor guardado,

en mis manos con cerrojos.

 

Deja correr tus enojos,

despréndete del pasado.

Ven aquí, pequeño amado,

ven, mirándome a los ojos.

 

Si el destino te ha dejado,

refúgiate aquí, en mi pecho.

Haré de mis brazos  lecho

y te mantendré arropado.

 

Por mi cariño abrigado,

ha de sanar tu despecho.

Conocerás tú derecho,

de saberte, bien amado.

 

Si al vivir abandonado,

a tu cuerpo, faltó un techo.

He de tenderte pertrecho,

de ternuras acolchado.

 

Dulcemente cobijado,

 a mí corazón estrecho,

haré valer tú derecho

a sentirte ya amparado.

 

Dulce niño ilusionado,

corazón de galletita.

Se me hace el alma chiquita,

sonriéndome así… a tú lado.

 

En tu castillo dorado,

he de sembrar margaritas

y así alegrar mañanitas,

enjugando lo llorado…

 

Ven mi niño acongojado,

con tu saquito de sueños.

Jugaremos a ser dueños,

del amor, que te ha faltado.

 

Si tus ojos han marcado,

tiñendo de gris tus sueños.

A mí me sobran empeños,

que despercuden manchado.

 

Que un corazón irrigado,

con ternura y sentimiento,

olvida el padecimiento,

danzando esperanzado…

 

Pon tu mirada en la mía,

sueña conmigo un momento.

Escucha cantar al viento,

tonadilla de alegría…

 

Pon ya tu mano en la mía,

con mágico movimiento,

resopla tu tierno aliento,

rebosante en fantasía.

 

Ya se asoma un nuevo día

y tengo el presentimiento,

de nuevo resurgimiento,

emprendamos travesía…

 

De esperanzada alegría,

se reviste el pensamiento,

se emociona el sentimiento,

y agoniza ésta herejía…

 

Y el que marchó en cobardía,

sin oponer resistencia,

después no pida, clemencia,

cuando se juzgue su hombría.

 

Si no atendió a su conciencia,

cuando llamado le hacía,

que sea su cobardía,

quien le imponga penitencia.

 

Al que sobró valentía

y supo mostrase fuerte.

Para entregar a su suerte,

 quien sólo su amor pedía.

 

Pon tu mirada en la mía

y dímelo así de frente.

¿Cómo un hombre tan valiente

hace así, una cobardía?