No te vayas.
Que los caminos se acortan, las flores se marchitan
los otoños visten los cenicientos colores del olvido.
Se van los caminos por polvorientos destinos,
se desatan las orugas tristes de las nostalgias.
Vuelve conmigo, por los justos cielos intactos,
que dejaste cubierta de nocturnas ausencias.
Ocres anocheceres, ahogos en soledad y miedo,
se estrellan mis níveos lirios contra tus sinfonías.
Vértigos en madrugadas, golpea el insomnio,
retumban los tambores de la muerte a mis oídos.
Suenan las campanas, los golpes hacen nudos
por los pasos de la vida, y la bella lumbre se apaga.
Vuelve, una vez más. Se tuerce la noche con su velo.
Los místicos luceros, rondan por las venidas,
se oye el llanto de un ángel sin alas a mis distancias,
y beso con dulzura, sus labios de cerezos maduros.
Vuelve, no te vayas, no existen los inviernos fríos,
son desvaídos instantes que pasan por las avenidas,
son adornos del destino impuesto, son grisúes que pasan,
pero, lo nuestro están ligadas al tiempo y la pureza.
Celia Benfer- Paraguay
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