eledendo

Ser faro

 

 

 

 

… y allí, precisamente, donde golpean y aúllan las tormentas del mar, del cielo y de la tierra,

donde los elementos son látigos y espadas, furia, áspides en lucha,

y el terror oscuridad del corazón,

allí, justamente, aún a lo lejos y en lo alto,

EL FARO:

tan poderoso y solo,

tan impersonal e inmóvil,

tan radiante y salvador, tan sereno,

y, al fin, tan en compasión por y con nosotros, tan de pura piedra;

 

… oh, amiga o amigo: y por qué no ser faro del mundo en tu país,

en tu ciudad o barrio,

en la escuela o el trabajo,

en tu familia o casa,

incluso en ti mismo,

- en tu propio ser -

por qué, por qué no,

el faro no habla, no lucha,

sólo luce, brilla;

 

… y es que ¿ sabes ? ya nada, nada volvería a ser lo mismo.

 

 

 

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