ANEUDIS PEREZ

EN MI MUNDO DE NIÑO (recuerdos de infancia)

EN MI MUNDO DE NIÑO

 

En mi mundo aniñado que el pensamiento lo transforma en inocencia

crece muy empedernido un recuerdo prematuro

cual me presenta mi infancia y vivifica mi pasado/

en donde se ve el niño presumido saltando las barreras del sueño

y estacionándome yo, en la melancolía;

absuelto se escurre mi destino

y en mi mente vaquera se oyen los disparos del silencio…

ahuyentando mi armonía

y mi cuerpo es la veleta, quien ha de hospedar al tiempo/

el cual retumba presuroso aquí en mi puerta

tocando silentes orillas de mi diáfana oscuridad.

 

Y sentado al lado del roble de hojas secas

me recuesto en sus memorias para hacer brotar ideas,

las bellas imagines azules de mi florido pensamiento.

 

Admiro de repente la belleza… guiado por el murmullo de las aves,

me transporto a una cuarta dimensión,

en donde ya hecho gaviota me elevo sobre el mar

buscando así escurrirme de mi triste soledad,

una gaviota tímida, la que le teme al rechazo

surcando cielos de colores para así sentirse ella misma.

 

Reposo sobre una roca e inclino mi cara hacia las estrellas

a ver si encuentro entre ellas mi anhelada esperanza,

ellas se esconden de mí y huyen lejos del alma;

mas aun sigo volando con mi estrepitosa angustia,

sigo un camino de nubes que se pierden en el cielo,

signo vital que dé vida, a mi torpe travesía.

 

Ahora vuelvo y me escapo de mi dimensión azul,

ahora soy absorbido por un mundo diferente

en donde vuelto marea me pierdo entre la corriente,

desemboco solitario en una isla desierta…

isla cercada de brisa donde el soplo es melodía

y en triste melancolía se oye escribiendo el silencio,

frías siento sus arenas en las que tiendo mi manto/

echando en este las penas, los sueños y las palabras…

compartiendo mis lamentos y mis risas con delfines

mientras fluyo lentamente a través del sufrimiento

fingiendo ser muy bravía mas con el dolor por dentro.

 

Poco a poco me transfiero de la pena al descontento

llorando sobre las aguas pretendo mezclar mis lagrimas…

y al ocaso, ya arruinado, sin ganas de tener sueños

una luz se va cerniendo en la oscuridad que llevo

haciéndome fluorescente y entusiasmando mi mente

por encontrar salvación.

 

Me desprendo suavecito de mis recuerdos de niño…

adentrándome omnisciente, en la hermosa juventud.

 

 

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