"Pronunciar un nombre es vencer al olvido"
( Benjamín Prado )
En un recodo del camino 
pienso en vos y musito tu nombre (una vez más);
las brisas del otoño lo envuelven de azul
y lo entremezclan con la musicalidad de los pinares.
El trigal asiente con sus trémulas espigas
a merced del viento que besa su luminosidad dorada. 
Sin embargo, tu nombre vuelve a mí,
grabado como está a sangre y verso
en el tronco vital de mi existencia. 
En este silencio de mi tiempo acobardado,
a la vera del misterio forestal del bosque antiguo,
mi corazón a solas con tu abrazado nombre
se deja transportar por dulces sueños.
Sueños de transoceánica sonrisa 
y mirada tierna y extranjera,
ausencia que sepulta el pensamiento
(una vez más),
cuando mi ser, exiguo y desgastado,
te besa contra el cielo de cristal 
que se hace añicos. 
Entonces tu nombre reverbera entre las flores,
más bello y colorido, más brillante que todos los rocíos,
más amado, más mío, más que nunca mío
y arremolina caricias  en los festones sonrojados
de una nube. 
Derechos reservados por Rubén Maldonado.