Miguel Angel Ortigoza García

ANOCHE…

La libido invadió nuestros cuerpos


a partir de un beso y un rayo sin truenos.


Se encontraron los pubis sedientos


entre los pistilos de lirios abiertos.


 

Montamos cinturas, muslos y mejillas.


Se hamacaron aves en nidos mojados.


Brillaron las alas de las mariposas,


mis labios mordieron su color de rosa.


 

Liana centenaria incrusté en su tallo.


Se ha escondido el tiempo en eróticas horas.


Canción se hizo el grito en orgasmos callados


y el deseo ardía, libre, apasionado.


 

La aurora buscaba pétalos caídos,


sólo halló migajas de sexos ausentes.


Fue una noche intensa de placer profundo


en que nuestro amor se adueñó del mundo.