Lucero Moscoso

“ANSIEDADES”

-POR LA GRIS JUNGLA- 

Y a hielo del paisaje (…) 
todo azar de la sequía. 

Avarienta de infancias adorables 
ala en manos del sueño visitante, 
se trenza el alma nupcial al juego por los parques,
cansada de llevar injerto el corazón de las pestañas 
en la muda porcelana de la luna, 
donde leva anclas a zanja del ayuno
en que los sentidos faunos… 
sólo horadan este habitar solitario de la nada. 

Esta ciudad de atristados vapores… 
intrincado el nido … ¿a quién pertenece?
El beso ruidoso del paisaje coreando soledades de la gente, 
todos somos caótica silueta a la que ya nada sorprende
ausentes levitando el asfalto sin eternidad por delante…

Levitada el alma de su núbil epopeya
escaza de la vida jovial y volandera
y cansada quizás de ser presa 
de la inanidad de las piedras… 
-de este cemento que ofende… ¡huyendo!-
Ninfa en pirueta bajo aguas cantarinas de la lluvia 
viaja cóndor por el ruboroso bosquecillo del ladrillo y de la teja 
obstinada en una urbe -¿urna o sepultura de mortales?- 
… donde todo estalla y nada se apacigua.
Su trémulo éter acecha entre el gris… ajeno al dulzor de los verdores
donde se intuye un enjambre de citadinas fieras… cazando amores.

El alma buscará en el seno duro de la piedra 
el aroma peculiar que sólo las hojas liberan
y en el riachuelo denso de la avenida
… el trashumar de la vida,
las mirlas bordarán nidos en axilas del campanario
y el amor en cascabel se urdirá aún más necesario.

Y a hielo del paisaje… de la sequía… el alma citadina… ¡tan primitiva!


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