ALVARO J. MARQUEZ

HISTORIA DE FACEBOOK

"Amanecimos despiertos y no sabría decir/ si fue porque dormimos muy unidos./ O fue que no pude dormir/ por culpa de tus ronquidos".


Estaba muy contento y de eso hay testigos,
aunque nunca solía compartir con extraños,
en su Facebook tenía cada día más amigos
y todos siempre recordaban su cumpleaños.

Tenía una esposa que ya parecía su dueña
y no siempre actuaba de una manera justa,
ella tenía copia de su nick y su contraseña
y en su muro le controlaba los “me gusta”.

El Face era de él pero más parecía de ella,
que vivía pendiente de todas sus acciones,
en todo lo que subía él, ella dejaba huella
y celosa leía cada una de sus notificaciones.

Si acaso alguien lo invitaba a algún juego,
quien lo invitaba jamás podía ser una mujer,
se despedía en el chat con un hasta luego
y estando su esposa cerca, no lo volvían a ver.

Nada de enviar “toques” a una de esas mujeres,
sólo ponía fotos de ella, un animal o de la luna,
dijo ella “coloca fotos de tu mamá si quieres,
pero del resto, no tienes permiso con ninguna”.

Cuando el cura los declaró oficialmente casados
ninguno de los presentes olvidará esa ocasión,
ambos con sus Blackberry revisaron sus estados
e informaron a todos que “tenían una relación”.

Sin embargo y a pesar de todo, estaba contento,
ya eran más de dos mil los contactos en la red...
les decía a todos orgulloso “mire, yo lo lamento,
pero tantos contactos no los tiene nadie, ni usted”.

Un día murió, se dice que de un paro respiratorio
pero ni se supo, fue de esas historias mal contadas
y aunque hubo más de dos mil sillas en su velatorio
apenas unas cuatro de esas sillas estaban ocupadas.

Ahora no se sabe si logró hacerlo feliz su anhelo,
en Facebook no pudo ser un galán ni ser tierno...
Nadie sabe si está subiendo fotos allá en el cielo
o cambiando su contraseña pero en el infierno.