pomontty

Surrealismo con sabor a Hermana

¿Puede la tierra  gritar de dolor?

¿Puede el agua correr por el cielo?

Robamos antojos a los dioses

Sembramos, en la raíz eterna, al lado del camino

Una certeza, una canción, una libre marioneta.

 

 

El evento de una luna que hizo presencia

En el matorral de tus cabellos, destrono

El embargo acaudalado, que tenía el sol.

 

Te vestiste, con el ropaje prestado de un oso blanco

Eso le  recordó a un ave azul que tu nombre

 guarda designios, emblemas, cantos

 y un poco de magia.

 

Odias con una fuerza superior

La monotonía, lo constante,

La elocuencia de un campo

Que solo ofrece: cemento y  desorden

 

Amas con desdén observar con detenimiento

La danza de sol, escuchar con cautela el aroma

Desprendido de una amapola. Estas a muchos pasos de

Escribir con fuego el futuro de un dios.

 

No es justo que te muevas al paso de una

Ola que no es tuya. No es lógico que pienses

Que debajo tus pies no hay carne.

 

Si te esfuerzas llegaras a cortar el hilo

Que te atrapa. Si el grito que envíes por

Correspondencia se acaba en el camino

Corre y salta al abismo. Transformaras tu carne

En rosas de aguamiel.

 

No  pretendas nadar en el mar

De las ausencias, sus aguas congelan

Tus manos.

 

Es admirable que de pronto

El león, la avispa o el trueno

Envíen sus respetos en el viento

Simplemente recordándote

Que fuiste fuego, eres plata, y serás mujer

No está demás decir que tu  nombre es alquimia

 que deletrea la magia