Virginia de Albán

MAR ENTRE TU MAR

 

Mi boca viaja más abajo de ti,

donde no existen lámparas,

sino la torre de tu cuerpo

tendida en las orillas de la noche.

 

Eres el mástil de mis ansias

prisionero aún entre mis noches,

aullido colmado de mi aliento

torbellino sentenciado de luz

entre mis labios.

¡Estos labios vestidos por tu esplendor!

 

¡Ah, vendaval cercado del ayer!

¡Ah, galopante nardo del silencio,

mástil irrumpiendo en la noche

de mis labios!

 

Y en las sombras en medio del deseo

sólo queda Dios como testigo,

y tu espada dispuesta a todo,

a todo ese instante que gira

y gira sobre el mar

furtivo de mi lengua.

 

Mar entre tu mar,

buscando la doble arena

en cada vértice,

 en cada rocío

de la noche cumplida,

 por la avidez del alba.

 

  Y tan sólo queda de nosotros,

ese rastro despierto del rocío

 ardiendo en nuestras sábanas.