Diaz Valero Alejandro José

El niño que tenía un sueño dorado (Capitulo 1)


CAPÍTULO 1: El sueño de Bernín


Aquel día como tantos otros Bernín se había levantado temprano en la granja. Los primeros rayos de sol eran para él rayos de oro, metal éste  que siempre había soñado tener, pero tener de verdad, como un tesoro que él pudiera fácilmente administrar: Un tesoro donde tomaría riqueza para sí y para repartir también un poco de ella, a los habitantes del pueblo.

 

-          Algún día tendré que conseguir oro, se repetía a sus adentros.

 

Y así se quedaba toda la mañana,  recostado a los palos del corral, hasta que llegaba la hora del desayuno y se adentraba a la casa en busca del comedor para reunirse con sus padres, hermanos, tíos, y primos y disfrutar de un suculento desayuno para luego comenzar con las faenas del campo.

 

Un día Bernín le contó su sueño a Mariano, unos de sus primos paternos que estaba de visita en la granja.

-          Y como piensas encontrar oro en una granja? Le preguntaba, si aquí sólo hay animales y sembradíos

-          No sé, pero estoy seguro que algún día lo hallaré

-          Ojalá y sea pronto, primo, porque así yo también seré rico

 

Y así entre conversa y conversa se fueron alejando por el camino con sendos sacos de fique en sus espaldas, camino a los sembardíos, en busca de mandarinas maduras para recogerlas en plena cosecha y procurar su venta en el mercado.

 

El campo seguía siendo el campo, y las minas de oro seguían siendo también las minas de oro, y Bernín en su sueño visionario, seguía imaginando el amarillo resplandor del oro que sus manos tocarían,  para felizmente convertirse en el acaudalado del pueblo.

Continuará...