Canto al amor por cantarle,
no porque tenga motivo,
y mientras más yo le cante,
mí ser se siente más vivo.
Le canto al amor errante,
que nunca yace cautivo,
ese que siempre galante,
persigue ser fugitivo.
Le canto al amor fragante,
que en labranza es cultivo,
ese que en dulce semblante,
nos brinda su rostro altivo.
Canto al amor penetrante,
que es singular y adictivo.
El que con solo mirarte,
te hace sentirte vivo.
Canto al amor desbordante,
que procede irreflexivo,
llevándose por delante,
el alma del más esquivo.
Canto al amor desafiante,
ese de obrar impulsivo,
con corazón destellante,
late feroz y explosivo.
A ese que alucinante,
nos parece inofensivo,
y por su actuar fascinante,
se convierte en exclusivo.
Al amor quiero cantarle,
sin razón y sin motivo.
Si a alguien llega a gustarle,
lo invito a cantar conmigo.