Y clavaré mis pupilas en las tuyas
para que te busques en mi alma
y extrañes su brillo,
y regreses agotada de la espera.
Que no te complasca mirar otros ojos.
También surcaré mi piel en la tuya
para cuando me dejes:
necesites de mi carne
y no encajes en otros brazos,
para que tiembles si un día de estos
desaparecen mis codos.
¿Y qué tal si clasifico mis días?,
Tus días en un calendario
y con tinta de mi alma los marco;
y lo cavo en tu pared
con el beso que te dejaré por siempre.
Para que extrañes estos labios que te hablaron,
te besaron, que alguna vez seguro te sanaron.
Que tu pared
te recuerde a mí,
cual si fuera yo
la masa en tu espacio.
Pero...
No haré nada de eso,
¿Para qué?,
hay amor ¿Para qué?,
si los dos sabemos
que no me dejarás ni mirar tus ojos.