Andrés Mª

SIN BRIDAS Y SIN ESTRIBOS - (REMEMORANDO A FEDERICO GARCÍA LORCA) -

Junto a la orilla del río,

en el césped, entre chopos,

sus muslos junto a los míos

y mis ojos en sus ojos,

yo le dije que la quiero

y le arranqué una sonrisa

y me premió con un beso,

que adornó con mil caricias.

Y bajo el manto del cielo,

sin más luces que el deseo,

los dos vivimos el sueño

de entregarnos bien despiertos.

Mis manos la desnudaban

poco a poco, sin premura

y nuestras almas sudaban

de nuestra piel la ternura.

Aquella noche lancé

mi caballo a campo abierto

y con ella cabalgué

entre mis muslos muy prietos,

dosificando el placer

con la brida entre mis manos,

que en sus pechos encontré

y al galope… cabalgamos.

¡Cabalga, potra de nácar,

y encontraremos el cielo,

sigue el ritmo que tus ansias

han despertado en mi cuerpo!

Con el rocío en las frentes

y la brisa entre las manos,

nuestras miradas candentes

se continuaban amando.

Regresamos desde el río,

cuando amanecía el alba,

sin bridas y sin estribos

en una noche estrellada.

 

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