Pintaría un arcoíris,
de mil colores si pudiera
sin olvidar ni prescindir
del rasgo mas suave,
o el color mas triste,
así como no olvidar
al ser humano más pequeño
porque también es valioso.
En el campo
la flor más hermosa
acompaña al verde pasto,
no lo desprecia, no lo relega;
su belleza no opaca la serenidad
que su verdor nos brinda.
En el alma,
de cada existencia
se atesoran sus virtudes,
mancilladas a veces,
por inservibles diferencias
que se alimentan de falacias
habitan en la mente y nada más;
faltaría lanzarlas al olvido,
y,
mirar,
no sólo el color de piel, ni el oro
con que son bordados sus vestidos,
tan solo observar
a traves de los ojos
la transparencia de la esencia;
de nuestros semejantes
pues la muerte no distingue,
y el cielo no discrimina.