Hector Adolfo Campa

Cuerpo a cuerpo...

Cuerpo a cuerpo, así se funden los sueños…

Bebiendo tu piel, como elixir de la eterna juventud, así se queman las horas y se vacía mi pecho…

Y tú bebes de mi sangre, esa que flota en el aire, como el deseo vuela junto con nuestras almas…

 

Deliciosa pasión, mis demonios se arrodillan ante esas piernas infinitas, esos pechos que desbordan mi aliento y piden mis besos…

Delicada rosa blanca, tu pureza se pierde entre mis brazos, después de hoy, después de hoy rojos serán tus pétalos…

Rojos como nuestra infinita armonía entre dedos y mordidas…

Tus espinas se clavan en mi espalda, rasguñas con fuerza, te aferras a mi torso deseando que mi alma explotase y besara con alevosía tu vientre…

 

Sombras vienen, sombras van, y la luna brilla en algún rincón, donde mis labios no pueden entrar…

¿Cuánto tiempo puede durar?...

 ¿Por qué relativo tiene que ser el tic-tac?...

 

Bésame, entrelaza tu cabello junto a mis manos, átalas a tu cuerpo, y viviré preso en un paraíso, con olor a pecado…

Cuerpo de espejo, brillas, creas supernovas bajo mi vientre, y yo creo una implosión en tu templo de Venus…

¿Cómo hacernos eternos?...

 

Toco la circunferencia de ese rio blanco, que se eriza al paso de mi nariz…

Cálmate, o mejor aun, quita ese freno y ven conmigo al borde del universo…

Donde las estrellas explotan en tu cuello y yo exploto en tus centros y los planetas se arrodillan ante tu gemir…

 

Cuerpo a cuerpo, así es como nos hacemos eternos…

Así es como encontramos la vida, y besamos el gris rostro de la muerte…

Como estrechamos la mano de dios, y rosamos las garras de los antiguos…

Es cuando te siento al borde del orgasmo, y miras mis ojos como miras las estrellas bañada en melancolía y deseo, es ahí cuando se que e vivido…

Y que viviré entre las centellas del cielo, donde de ves en cuando, hemos encontrado un segundo lejos del tiempo y el espacio…