Irene..

Misterio de sal.

Al mirarme en el espejo cada mañana, veo un misterio en mi cara..

..que no he conseguido descifrar, a qué es debida esa humedad.

 

Cuál es el motivo, por el que tengo al levantarme un nuevo día..

..siempre mojados los ojos.

No hay un precedente de ayer de tristeza..

..ni recuerdo alguno de causa lastimada..

 

..para producir ese brillo único de sal llorosa.

 

Sin embargo ahí están:

 

Fieles lágrimas al presente cotidiano..

..en sus primeras horas de vida amanecida.

 

¿Será la forma que tiene la nostalgia..

 

..de decirme en su memoria cristalina..

..cuál es el origen de mi íris navegante?.

 

De todos modos de belleza, me he acostumbrado a esa delicada..

..e inevitable expresión de libertad.

 

Que queda fuera de mi alcance racional..

..ya no intento remediarlo, ni comprenderlo, ni justificarlo.

 

Sino asumirlo de bienvenida..

 

..como un rasgo propio de mi nombre de paz..

..que va conmigo de herida en calma latente.

 

Me gusta que sea así, porque si una aurora descubriera..

..que se secó el cauce del sentimiento olvidado.

 

Y ya no encontrara en mi orilla del alba..

..ese tesoro, que parpadea el pasado inexplorado.

 

Me sentiría perdida en tierra de naufragio.

 

Sin rumbo fijo de plata poesía..

..desconsolada de luna llena.

 

Donde ya no tuviera ese mar de mi propio presagio.

 

Y entonces..

 

..lloraría.