Si noctámbula…
en la nada de mis lunas,
no hallare tus pupilas tan esquivas
y un gajo amoroso de luciérnagas
preñara divo tu rostro ya dormido,
¡me extasiaré! allí donde todo… apetecido.
Si ciego el día… tus palabras y caricias mías
yerman en un vino que dejó los vasos llenos,
acallaré la fiera y el ánimo al suspenso ajeno.
Si la lluvia naufraga… los cristales de tus ojos
donde rapto deambula en céfiros todo arrojo,
serán dos ríos y pulpo flotaré con mis antojos.
Si un pétalo caído… a tu nariz le dio el espigo
y baladí por su ventana el lamento es suspiro,
arrobada no te negaré jugosos mis sentidos.
Si en mi desnudez… habilidoso tu abrigo
derrama ese cántaro de tus labios tibios,
tu sangre viva devoraré aun el día nacido.
Si en hamaca… me arrullan viriles tus cejas
serpentearé con ellas cual amante secreta
y esperaré presa, si tu lince mirada acecha.
Si tu frente… donde toda inquietud redime
y las incautas águilas se elevarán sublimes,
también volaré y que ningún sueño abrume.
Pero si arden las albas… aún noctámbula
sabrás al despertar que mientras dormías,
derrumbé tus muros a sed de mi fantasía
y que allí en ti… todo el universo apetecía.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso