omu

Derrotas victoriosas




Damas angelicales desisten de hacer punto,
y rompen dulces flechas lanzadas por cupido.
Rebuscan en el baúl llamando a lo perdido,
a ese cuerpo excitado que vagaba difunto.


Ya llora extraviada la inocencia,
pecaminosa se cierne
¡voluptuosa! la suspicacia.
Y retumba el tambor sin brío
desmemoriado de sentidos.
En él, se clavaron lágrimas punzantes
que lo maniatan, resecan y ahogan,
que son corona de espinos,
que son bastón que no apoya.


Ya rubios querubines fornican la mentira,
y trampas hace el diablo; con naipes se confiesa.
Lascivia le ha traído enagua de traviesa,
erótica madrina, hipnótica se estira.
coqueta ella zorrea, el hada nunca cesa.


Tiro tras tiro; romos los filos...
ya desgastadas las flechas...
él, yerra cualquier disparo.
Al amor le baila el pulso,
absorto observa crujir su arco.
Desplomándose el acierto,
por más que insiste y lo intenta
la diana -huraña- se niega
a ofrecerle, como centro, su amparo.


Pasó y pasa, y no es para nadie ajeno,
que las alas del amor,
al quemar, son igual áspera ceniza
como humo denso.
Y ese aire, al olerse, degüella
la confianza impresa en cualquier cordero.
Contaminada, esa hora esparce disgusto;
eximida de pudor, sobrevoló y cruzó,
hasta de una guerra, sus alambradas;
quedando helada por el duro invierno,
quemando las mismas entrañas,
convirtiendo la bondad habida
en agrio regusto a infierno.


Se acuerde todo ocaso de darnos madrugada,
así como el fracaso verter lección preciada,
y luzca a cada paso mi vida aleccionada,
por joya que es acaso, incluso la pisada,
cual deja llanto en vaso; si triste es la jornada.


318-omu G.S. (BCN-2012)