Antonia Ceada Acevedo

Hubo una vez...

 

Hubo una vez, que me di por vencida,

después  de tanto batallar con mi oficio

en los mares muertos

donde era imposible bogar.

Hubo una vez que deje de creer en la verdad

porque frente a la bandera

de la hipocresía vi muchas rodillas arañadas.

Hubo una vez que tire a la basura  los sueños

Y me compre la armadura

con escudo y espada incluidos.

Hubo una vez que ignore al hombre

porque el hombre casi me mata

Y dejo mi vergel en otoños crónicos.

Hubo una vez que fui autómata

para encerrar en una celda

a la mujer deshojada por los vientos.

Hubo una vez que solo despertaba

pero no amanecía.

Hubo una vez que manche mis sabanas

con cenizas de mi alma restringida.

Hubo una vez que por tanto sollozar

me sacaron los ojos

Y me cortaron la lengua.

Hubo una vez un desierto

sobre una corriente liquida de pasión

que no permitía crecer a la semilla de la honestidad.

Hubo una vez que en todas estas veces

el tiempo no lo perdí

aLimentandome de acero para crecer alguna vez

esbelta e inmóvil.

Pero sin esperar, sin buscar y quieta,

una vez, me sorprendió una sonrisa

que me invito a ganar.

Hubo una vez…que aparecí yo.