gaston campano

Piel

Un colgante en el cuello

     que con un suave vaiven

como péndulo de reloj

     roza de uno a otro lado

los montes de Betsabeth

      Bendito el hombre escúlpido

que sin poderlo creer

       va divisando las cumbres,

donde se posan dos nubes

        con una flor en su piel,

ese botón rosado

        a punto de florecer.

Siente la niña en su pecho

        el calor del amanecer

y baja un río caliente

        sonrozando ese cuerpo,

con las alegrías inmensas,

      al hombre que está sonriendo