la negra rodriguez

MARIANELA

Te sumas, te multiplicas, te divides pero nunca te restas

siempre con la mejor  de las sonrisas

que se transforma en canto de esperanza y de  alegría.

Marianela:

 Mis primeros recuerdos  de infancia

Tienen  tu olor  en mi memoria

 y tus palabras en mi conciencia.

De ti  supe, cuando era mi cumpleaños.

Se remonta mi memoria a los verdes campos

De nuestra amada Cuenca y   aparece  como alegoría

El pelotón de hermanos y tú la guía.

‘’Ahora que estamos  jugando vamos a contar mentiras

Tralala vamos a contar mentiras tralala…’’

Y  tú señalando un árbol nos hacías reír.

El mundo se vino abajo para la familia

Y  tuvimos  que migrar a Guayaquil

 Y siempre tú la sustituta de mamá

 Contándonos cuentos, lavándonos la ropa

Bañándonos, comprándonos golosinas

Es que  desde ya el sentimiento protector anidaba en ti.

Y en las  calles por la noche los juegos de ronda

 Y   en una apagón  a cantar pasillos

 Era admirable  ver cómo te sabías todos los pasillos

Y yo secretamente te admiraba

de ver   lo bonito que cantabas.

Los domingos al cine ‘’Juan Pueblo’’

Con la mesada mesada semanal que recibíamos

 los nueve hijos que éramos en ese tiempo;

aún no nacía el Richi (el ñaño chino).

Y era para la función de  ‘’dos por un boleto’’

Y si se nos antojaba  alguna golosina

  Muy complaciente  nos la comprabas

 ¡Y a caminar a la casa!

 Porque ya no había  dinero para el autobús.

Eran largas cuadras bajo el sol canicular

Pero que importaba íbamos hermanos y primos

Cantando y como siempre tú,  la guía.

Quien me enseñó a leer fuiste tú

Y fue para mi tan sencillo y bonito,

Cuando entré a la escuela

Yo ya sabía muchas cosas porque te tuve

Como gran maestra

Pero también nos enseñaste todos

A ser hermanos unidos  en el amor.

Con tu primer sueldo  nos comparaste

Todo lo que nos hacía falta

Y compraste para siempre  la gratitud

Que se anidó en nuestras almas.

‘’Me haré misionera y me iré al Oriente’’ decías.

‘’a luchar por la justicia’’

Pero tu misión estaba en la ciudad junto a los trabajadores.

Y te volviste sindicalista.

En esas luchas proletarias, fuiste encarcelada.

Pero tu espíritu rebelde nunca desmayó,

Ese nunca estuvo preso

 Y cuando  te devolvieron a la libertad física

   Seguiste y sigues dando lo mejor

Que hay en ti cada día.

Siempre pienso en ti

con tus manos abiertas

y  el corazón abierto

 Y el amor abierto.

Ya que acoges con amor de hermana a 

Todas aquellas personas que buscan en ti, refugio.

Eres   un vivo ejemplo  de esfuerzo y lucha

Y cuando te veo lanzar un discurso

 En el que haces gala de tu grandilocuencia.

Me emociono y se me hincha el pecho de orgullo.

Y doy gracias a Dios por ser tu hermana.

Y es que además  tienes un brillo que nunca la tristeza ha logrado opacar,

Y siempre, siempre le sonríes a la vida

con la mejor sonrisa que  dibuja tu espíritu en tu rostro.

¡¡TE AMO HERMANA!!