Leandro Rodríguez Linárez

Intitulado CXI

Mientras te pienso la noche no cae… ¿por qué siempre la noche?... somos parte de ella, de allí venimos, allá vamos en una marcha de piedra lenta. Es por eso mujer que me enfrento con el ocaso como un pescador nocturno, en los diminutos mares de la bruma, a encontrarme con tu marea eterna, esa que tiñe los crepúsculos con las aves de azoteas ciegas que anuncian a la noche tu llegada inmensa, convirtiéndome en un vagabundo fijo, que anhela conquistas, derribando los árboles oscuros. Mientras te pienso tiembla la distancia como la nieve más blanca al sol hambriento, como el pardo a la conquista de una primavera insurrecta. Hoy te pienso, ayer también y la noche ilumina mi existencia, porque te pienso. ¿Cómo puede la noche brillar más que el día? Es como sí a Dios se le hubiese acabado el blanco pintando tus mejillas en una noche extendida, o probablemente también se enamoró de ti y se olvidó cerrar las cortinas. Te pienso sí, mientras escucho, mientras no oigo, mientras callo, mientras el silencio llena con sus transparentes carnes los objetos baldíos, los útiles objetos, mientras el aire me ve con sus ojos que lavan todo menos el tiempo. Te pienso mujer, mi reloj odia mi indiferencia y solo marcha cuando le veo, mis ropas me visten despacio porque saben que te pienso ¿Y cómo no hacerlo? Recorres mi sangre como un río sumergido, que solo sabe de tacto cuando te toco, que me hace caudal cuando te pienso. Así, así son mis noches cuando te pienso.
 
LRL
 
14-2-2012