romeo14

El hombre que ponía las aceras

 

Todos duermen, y él sigue su camino.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Para.
Enrolla las baldosas.
Y a la bolsa.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Para.
Arranca los bordillos.
Y al bolsillo.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Para.
Abraza una farola.
Luego la arruga sin cuidado.
Y a la cartera.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Para.
Levanta la calzada y se la guarda.
Esta vez no anda.

Se saca de la falquitrera
una acera nueva

La desenreda y la extiende.
Los pocos que lo miran,
ninguno le entiende.

Le quita las arrugas
y la ajusta a cada esquina.
Luego se asegura
de no olvidarse la melancolía.

Se va sin dejar rastro.
Sus únicos testigos, los astros.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Te dira que su trabajo
no se hace en un despacho,
que él es el hombre que pone las aceras.

Te dirán de él, que solo es un borracho.
Que su único trabajo es vaciar las botellas.
Un paso, otro paso, y un pasito más.

Desde sus ojos, brillan mucho más las estrellas.
Y de camino a casa se va, bailando con ellas.
Un vaso, otro vaso, y un vasito más.