Darío Melgar

ROSA MARCHITA

te he visto morir con el alma desnuda
en un sepulcro italiano
bebiendo el veneno de los labios de tu amante,
fuiste para mi una extraña que se presenta
ante las faldas de un rey culpable 
dandole rosas muertas para llevar y, 
hierbas amargas para gustar.
Has sido en un tiempo lejano inocente
y las negras manos de los celos
han aplastado tu blanco cuello de cisne,
te he visto con miradas amargas
en todas la epocas y en todos los trajes...
eras una de las almas mas sagradas que senti
porque solo las almas sagradas merecen ser tocadas,
y pensando en tu alma maravillosa
ocultada en ese cuerpecito de abedul, me llene de asombro.
Te convertiste en las grandes heroinas del mundo
todas dentro de una sola persona,
y le di celos al mundo, y le di celos a romeo,
pero nunca era suficiente para ti
querias que todos los amantes muertos
oigan nuestras risas y lloren,
querias que un suspiro de nuestra pasion
levante su polvo despertandolos de sus cenizas
y los haga sufrir.
Eras como una de esas figuras llenas de amor
en una cabalgata o en una obra de teatro,
cuyas alegrias nos parecen tan asperas
pero sus males despiertan nuestro encanto por la belleza
y sus heridas son como rosas rojas...
Asi, al pasar por tu casa sin llamar a tu puerta
el ocaso ya habia deshecho en dorados escarlatas
las ventanas altas de tus casas vecinas,
los cristales brillaban como laminas de metal
que ardian al rojo vivo a punto de estallar, y arriba
el cielo ya era como una rosa marchita,
mi voz reflejaba el canto de un pajaro enjaulado
asi era libre en la carcel de mi pasion,
al final te senti feliz sin mi,
y me fui...