"El amor y el pecado van de la mano,/ es una de las cosas que he aprendido./ Amor sin pecado no es humano/ y ni siquiera es divertido".
Me queman tus caricias, tus besos, tu suspiro,
ese gesto de necesidad de mí cuando te miro,
tus manos que me buscan afanosas, extendidas.
El roce de tus dedos recorriendo toda mi piel,
poder sentir que tu aliento en mi cara es aquél
que tiene el fiero sabor de cosas no permitidas.
Me queman mucho tus brazos que me aprisionan,
tus deseos que arden y ya tanto me emocionan
y hacen que olvide contigo angustias y miedos.
El poder sentirte hoy segura muy adentro de mí,
toda la magia que crean mis manos posadas en ti,
el éxtasis incontrolable que te causan mis dedos.
Me queman tus piernas a mi cuerpo entrelazadas,
tus palabras entre gemidos tan bien pronunciadas
y sentir entre caricias cómo se enreda tu cabello.
Vivir estos momentos de felicidad total, plenos,
mis manos entendiendo el lenguaje de tus senos,
mis ansias todas concentradas al besar tu cuello.
Me quema escuchar cómo casi gritas mi nombre,
que te llegue a gustar tanto mi sentir de hombre,
la pasión hecha fuego en cada uno de tus besos.
Que me digas siempre que soy el amor de tu vida,
que te encante que te lleve en esos viajes de ida
para los cuales después, no suele haber regresos.
Me quemas tú, el sentirte así y que tú me sientas,
todas las locuras que por agradarme te inventas
y que sólo por y para mí construyas hoy un mundo.
Que me recuerdes en esos caminos por donde vas,
poder sentir que del tiempo que cada día me das,
soy yo el dueño total y absoluto de cada segundo.
Quemas todo mi cuerpo con sólo sentir tu cercanía,
apelo a mi sentido de pertenencia y te hago muy mía
y creo que la grandeza de este amor al fin la entiendes.
Que no se inquiete nadie si observan por alguna razón
que sale de pronto bastante humo de nuestra habitación,
porque será sólo producto del fuego que tú enciendes.