AdelaVila

En deuda

Sé que nací para ti.

Alguien Fidedigno unió nuestros caminos…

De aquello, hace más de veinticinco…

 

Te debo la risa, ese gesto tan cotidiano,

pero que cada amanecer

lo vuelves de místico, ¡de íntegro!

De fiesta en el Olimpo.

 

Te debo el llanto,

el dolor padecido en cada parto;

el del pensamiento…

a veces de señorial poderío

a veces de silencioso vasallo.

 

Te debo las sorpresas, ¡las viajeras!

las de ramos de rosas frescas,

las que nublan los sentidos;

las que me dejan a las puertas del desconcierto…

¡Magníficas todas ellas, amor mío!

 

Esposo mío,

año tras año,

siento que más que un verso diáfano,

mereces la marea llena.

 

A cambio sólo recibes

mi pluma pequeña, mi pequeña hebra.

Ya sabes de mi teoría…

Pon un poeta en tu vida,

y experimentarás sorpresas día a día,

¡cuán inicua soy! ¿verdad?

Pero, hay tanto que estudiar,

tanto que crear…

 

No sé si todo esto vale para decirte,

¡Cuán te amo,

cuán se de tu amor!

Estoy en deuda contigo.

 

Por cierto, te debo ¡cientos de misas!

No sea que por no pagar al Cielo,

-benévolo ello-

algún día… te aparte de mi lado, amor.