L' Sefer

Hechicero Campo I. (...)

Recuerdo la pradera,
El olor a madera.
El aire recorrer mi cabello,
el sonido del agua al caer lento,

Ciento que en mi algo cobra fuerza,
algo que recorre en las venas,

Mística voces susurran entre los tallos,
Las flores se mesen a su soplo,
El polen brilla ante mis ojos,
Todo corre girando, rápido y sigiloso,
Las nubes al sol opacan,
Los pájaros ante mí se posan,
Corro en mi espíritu taciturno,
El fuego de la fogata cobra vida;
me envuelve en su danza,

Pasos profundos tocan mi alma,
Como el búho que me mira y vigila,
el espectro de la tarde se posa,
la luna se asoma y el sol no ha caído,
la llama me envuelve y mis ojos alumbran,
terrible inocencia que de mí se aprovecha,
como este campo verde que se oscurece,
veo en mí el altar, mi prominente mundo,
Y esta tierra que se va marchitando,
Todo va teniendo sentido,
Nada me pertenece,
la tierra es su único amo,

Todo es fantástico,
cada grieta en el desierto,
los ríos regándose en los océanos,
La sombra del árbol,

Muy bien, puedo morir en paz,
que sea la lámpara del cielo,
que me muestre mi camino a la luz,
que sea el búho quien me ayude en el vuelo,
Así me uniré a esta divinidad,
Universo, postrado en la tierra,
Paraíso olvidado eterno y anciano,
Seré el frio y el calor que se mantiene,

En este hechicero campo que la humanidad permanece.