Adrian VeMo

Sangre Ajena

No he venido a golpear la sangre

mucho menos sangre ajena

y si he de golpear

vengo a golpear la mía.

Sangre que vuela en la frente

sangre que trepa bregando hasta la cabeza desde el suelo

sangre que se estira en las manos.


Estoy aprendiendo a sepultar la boca

en el silencio,

sucede que a veces erizo la lengua

y lanzo agujas lacerantes

al igual que el sol con sus ponzoñosos rayos.

Estoy aprendiendo más aún a dilatar bien los oídos

contra ese maremoto de palabras

y ninguna se escape.

Está bien, no diré nada

y quien se anime a escucharme decir algo

que sólo escuche mis dedos.