Rosa de los vientos

El amor vive

No sabía que se podía morir el amor,

creía que era eterno, infinito,

que no había dolor que lo desgarrara

ni error que no perdonara.

 

Con el tiempo aprendí

que el amor es humano

así como cada uno de nuestros actos,

de nuestros aciertos y fallos.

 

No sabía que uno podía morir sin amor,

creía que lo cotidiano y lo habitual

volvería a ser lo normal, sin que nada hubiese pasado.

 

Con el espacio vacío aprendí

que el amor es único e irrepetible

siempre diferente al anterior y al del costado.

Irremplazable.

 

No sabía lo que era el amor,

no entendía todo este dolor,

este cataclismo interior.

 

Ahora comprendí,

después, mucho después

que no es suficiente con pensar y sentir,

el amor tiene que vivir: sufrir y reír.