ALVARO J. MARQUEZ

APRENDÍ...

"A quien no puede caminar ya entendí,/ aunque ese no sea mi caso,/ cuando quise caminar sin ti.../ y no pude dar ni un paso".

 

Aprendí a amarte, a dejarlo todo por ti,

a decir tu nombre hasta en mis sueños,

a ver cómo crece día a día en ti y en mí

ese amor único del cual somos dueños.

 

Aprendí a saber que eres mi prioridad

y no alguna especie de segunda opción,

a descubrir los matices que esa realidad

le da ahora a cada latido de mi corazón.

 

Aprendí aunque no me creas, a entender

tu mundo que aún hace que me asombre,

amando tus misterios divinos de mujer

con mi palpitante sentimiento de hombre.

 

Aprendí a no dejarte fuera de mi poema,

que cada letra sea un canto a tu esencia.

Por eso escribo triste cuando el problema

es que mi flor se marchita en tu ausencia.

 

Aprendí sobre el amor a no tener dudas

y hoy mi alma de creer en ti no se cansa,

pues un día me diste palabras desnudas

y me llegaron todas vestidas de esperanza.

 

Aprendí amándote así a creer en un dios

porque al sentirte un milagro me parece,

tengo tu imagen y entre mis sienes tu voz

y un deseo insaciable que crece y crece.

 

Aprendí que ahora en toda mi historia

eres tú la única y especial protagonista,

ama de los recuerdos en mi memoria,

la culpable de que el olvido no exista.

 

Aprendí que por ti puedo hasta llorar

y que cada lágrima te grita mi sentir,

que llorando también te puedo abrazar

y ya de tanto amarte volver a sonreír.

 

Aprendí ¡y mira qué dulce aprendizaje!

Que yo simplemente no era yo sin ti...

Lo entendí llenando de besos el traje

de hembra desnuda que dejaste en mí.

 

Aprendí y nunca olvidaré lo aprendido

porque es hoy mi experiencia preferida,

pues la oscuridad dejó de tener sentido

cuando tu luz bendita iluminó mi vida.