Lucero Moscoso

EL BAILE AMACIZADO



Divinos los pasos que te acercan 
con ese brío de sol entre tus ojos, 
antojándome del baile que anhelas
y al que rendida caigo de hinojos.

Yo… solícita, fascinada en ti me sonrojo,
tú… vehemente, te ciñes a mi torso. 
Jugando con la musa liviana de escarlata 
a ti me entrego en aras del amor en danza, 
dispuesta a morir en tu mirada fascinante 
que preña mis ojos para ti verdes cristales. 

Como si tocaras piano de placer al desvarío
deslizas por mi espalda tus dedos perdidos,
urdiendo y arrugando los límenes de la seda
en cuya concupiscencia todo de mí se lleva.

Ya eres dueño del rio de mi sangre en frenesí
que en tu mar exuberante desembocará feliz.
Ya soy dibujo sensual de tu loca fantasía
Y codicia desnuda de tu mirar, estrella mía. 

Adelante te reclamo con mi boca jadeante, 
quiero aferrar en ti mi eternidad errante
y que se queden en mi valle tus vaivenes,
los que siempre me seducen con sus redes.

Susurras mi nombre con tu virilidad sublime
yo me ahogo sin exhalar sonido que te nombre,
todo es eco por mis hombros tus desnudos montes, 
cada balbuceo queda trunco a virtud de los acordes.

Alucino con tus besos llevándome al abismo, 
como una música que bebe sedienta mis suspiros. 
Imposible medir en un instante cuanto nos amamos
cuando muy amacizados como uno… los dos bailamos. 

Es un vino que se bebe con deleite y sin pausa,
las notas son viento libre que su música derrama
y la gente incómodos fantasmas de la nada.

Ebria mi silueta no quiere que tu hálito la suelte, 
quiere que la lleves por los ciegos torbellinos
para bordar con su pasión cada cendal de trinos
y medir la inmensidad con un baile en su delirio. 

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Propiedad intelectual Lucero Moscoso