Pablo Diaz

Ofrecí un corazón

De un tiempo acá, parece que

 estoy muriendo…ya no siento

 el huracán que retumbaba en

mi alma con aquella pasión que

me descontrolaba, no escucho el

palpitar de aquel corazón

entusiasmado, ni suenan

campanitas en mi mente.

 

Tu aliento, cuan gélido soplido

del invierno, transita los

rincones de mi cuerpo haciendo

dormitar mis sentimientos y,

sin que pueda evitarlo, me pone

en soledad.

 

Vaya, soledad: carcoma de mí

alma; en mis días y mis noches,

sólo ella me acompaña…

trayendo bajo su manto el cofre

con los recuerdos que nunca se

irán de mí, para que nunca te

olvide.

 

Con mi corazón tan lastimado,

no buscare un doctor que sane

mis heridas, ni un calido rincón

en donde refugiarme, ni una

dulce caricia que me haga

sentir el arrullo de la brisa,

dejaré que mis llagas sanen por

ellas mismas y que Dios me

acompañe.

 

 Autora: Felina

Pido disculpas a la autora de estas

letras; por haber invertido su

originalidad para adecuarlas a una

situación específica.

(Retocado por: PABEDIZ)