Enfermo terminal, victima de la soledad no hago más que imaginar amores donde no los hay. Me aferro a la esperanza de un porvenir feliz lejos de ti.
Mas sin embargo; justifico esta soledad imaginándote vil y liviana. Me miento todas las noches afirmando que no te merezco. A tu lado dibujo otros amantes, en tu cara imagino sonrisas burlonas. Esta tristeza no escatima excusas con tal de justificar tu ausencia.
Orgulloso vuelvo a la mentira y declaro que estas líneas no son para ti; confieso que las escribo sonriente y feliz, aturdido por una ficción enfermiza y unas ganas de sufrir que invocan mis desvaríos. Pongamos que escribo tristezas y soledades solo por encargo. Pongamos que he encontrado un nuevo amor; que nunca he estado solo, pongamos estas y mil mentiras más.
El conflicto ahora es con la TV, todos los filmes se empeñan en mostrarme escenas románticas mientras yo corro tras el remoto y busco las noticias, fingiendo interés por el precio del petróleo; como si los hambrientos del África me importasen más que el no tenerte, como si la ristra de ajo fuese más fuerte que la sed del vampiro.
Digamos que en mi mesa soy feliz, que me basta con el banquete, que no me importa ver tu silla vacía; mas quién se atreve a creer en este embustero que te llora en la ducha al descubrir una sola toalla y el espacio vacío que ocupaba tu champú.