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Envejeceré pensando en ti

La ruidosa sinfonía del silencio de la noche,

perturba mi sueño y como de costumbre,

tu recuerdo asecha mi mente,

danzando por los rincones más profundos de mi ser,

arrebatando toda esperanza de poder tenerte

y despertar entre tus brazos,

de amarte cada día

y de ser tu amante cada noche.

 

Cierto día,

me perdí en el recuerdo de tus labios,

tan apasionados,

tan llenos de deseos,

tan solo tus labios.

 

Tan solo tus labios han dejado su imborrable huella en mi alma,

que yace sobre mí,

como una sombra,

la sombra que toma por nombre soledad,

quien susurra tu nombre a mi oído

y que sin piedad,

arrebata mil lágrimas de mi ojos,

al hacerme saber que ya te has ido.

 

 

 

No me queda más remedio

que conformarme con saber que en tus días más amargos

recordarás mi nombre

y recordarás aquel día en el que éramos simples amantes,

de los que solo la luna fue testigo.

 

Pero yo,

yo te recordaré cada día al despertar,

cada año al envejecer

y envejeceré pensando en ti,

como aquel que me quitó el sueño cada noche,

sumergiéndome entre deseos y recuerdos

de los mejores momentos de mis años

y aquel con el que soñaba despierta,

esperando ansiosa, el día de su regreso.

 

Esta noche,

te escribo imaginando tu sonrisa,

imaginando tus ojos

y desgarrando cada parte de mi ser,

que se aferra a la esperanza de encontrarte

y susurrarte al oído,

que aun estando distante,

soy la que más te ha querido.