Eduardo Urueta

Resguárdame de la ciudad

              A Luis Tanimoto
I

Resguárdame de la ciudad
que ha querido llevarse
mi pensamiento tranquilo.

II

Te acaricio,
como a un arbusto:
con cuidado y hablándole;
tu cuello blanco
como cilindro de nieve .
Te acaricio para saber
que seguirás en mí plantado.

III

Ojalá fuera Japón una ostra
y ojalá yo fuera el mar.


IV

Siempre estás en mi rescate
del pan que se ha ido
que me quitaron
Del teléfono que volverá un cádaver, tu voz
rescatándome del silencio.

V


Agosto me dijo con su voz
de sombra
que tendría dos muertes para mí.
Desde entonces
visito un panteón y sonrío
encima de dos criptas.

VI

Como galleta de cristal,
te has vuelto cubo diminuto,
en las horas en que te has roto
a lado mío.

VII

Hay migajas que son ancianos
duros
hay migajas que núnca morirán
y se harán de nuevo acervo.