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Sendas de la tristeza

 

 


 

 

En el año 1987 un niño había contemplado la luz. A sus 4 años su padre cansado, enojado e infiel decide abandonarlo tanto a él como a su esposa. Por cobardía decidió dejarlo todo para conseguir un futuro mejor sólo para él.

La madre ciega de amor, no quiso luchar y se arrinconó en la tristeza. Sufría, lloraba y para su desquite golpeaba salvajemente a su hijo. Era un tiempo de tristeza, suplicio y soledad.

Todos los días era lo mismo, la madre pedía caridad a su familia y por las noches se hacían más graves los moretones en la espalda, en las piernas de su hijo debido a las múltiples golpizas.

El tiempo transitaba y la fecha del momento de descanso surgió. La madre enfermó y la locura de querer suicidarse la atormentaba. Los vecinos enterados corrieron a socorrerla (los vecinos eran metiches, sabían la vida de todos) 

Cuando la madre murió, los tíos tenían que hacerse cargo de la criatura. Entre ellos discutían y se echaban la culpa (ninguno quería asumir la responsabilidad).

Sólo hubo un anciano, su abuelo del niño, quien decidió abrirle su corazón y así lo hizo con mucho amor... sólo fue él quien le dio amor y lo hizo muy feliz.

Este anciano educó al niño y todas las noches los cuentos más asombrosos eran mencionados por el anciano. Fue un poeta no reconocido y se apodaba así mismo "Sendas de la tristeza".

El tiempo no fue justo, le quitó al abuelo cuando el niño aún tenía 8 años. Una vez más los tíos se reunieron para echar a la suerte su vida. Nadie lo amaba y deseaban que no hubiera nacido.

Como todo un final, el niño fue dejado en los brazos de sus tíos por parte de su madre.

El infierno era un paraíso, más prefería el niño estar solo que vivir con dos animales que todos los días discutían, tenían problemas y con crueldad le hacían la vida difícil al niño.

Obligado a trabajar en una zapatería, todos los días a las 5 de la mañana iba al trabajo para ganarse las sobras que le dejaban sus tíos. 

Era el miedo a quedarse solo que le obligaba a no decir nada. Era perfilador de zapatos, siendo el más joven se lastimaba las manos y los llantos no dejaban de existir.

Terminaba su labor y tenía que regresar a casa pasando por un lugar de mala muerte (el lugar era exclusivo para la diversión de adultos), en los alrededores de ese lugar su tío estaba tirado embriagado de licor. El niño solo podía recogerlo y llevarlo a casa. 

El tiempo era lento. Los llantos no paraban y como castigo, sus primos recibían todos los regalos y marginaban al niño.

Poco a poco fue creciendo, guardando un poco de dinero para su educación. Se volvió autodidacta (había guardado algunos libros de su abuelo).

Estudiaba a escondidas, sus tíos ni enterados estaban hasta que pasó el tiempo y logró entrar a la universidad. Aprovechó por dolor todas las oportunidades, no renunció a sus creencias y alcanzó sus sueños.

Según me contaron el niño quien ahora es un joven trabaja de gerente y poco le importa el amor. 

Sus tíos nunca se enteraron y lentamente se fueron consumiendo en su miseria. Sus primos avergonzados se marcharon y desde ese momento lo único que sé es que están pidiendo caridad.


Fin.


 

 

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