carminha nieves

LO QUE MIS OJOS VEN Y MI CORAZON SIENTE

 

                                                 

Pies pequeñitos, morados de frio, van por la acera, paran delante de un escaparate de una confitería, piensa como será su  sabor. Dentro amas de casa y hombres compran los dulces tradicionales de estas fechas. Nadie se fija en el.

Más adelante una niña, con sus ropitas ya gastadas, mira otro escaparate lleno de juguetes, ni se da cuenta de quien dentro espera que empaqueten lo que compraran. Ella solo quería la muñeca  de trenzas rubias y ojos azules, con su traje rosa y zapatitos blancos. ¿Qué sensación tendría si la pudiera coger y llevar para su casa?

Una mujer, cansada de trabajar con su bolsa de restos de comida que le han dado, camina arrastrando casi los pies, su casa aun está lejos y ella no puede coger un transporte, el dinero le hace falta, para comprar algo mas para la cena.

Un viejo sentado en una escalera de un edificio, mirando para el suelo, está vacío, nada piensa, en nada tiene que pensar, ha aceptado su destino, puede ser que le regalen un abrigo, como el ultimo en Navidad, cuando un señor salió del coche y lo ha mandado ir a su casa y le ha regalado alguna ropa, usada, pero en bueno estado.

En la Iglesia, fría de piedra, unos bultos sentados, rezaban o dormitaban, con sus mantones y pañuelos en la cabeza, esperando que cerraran las puertas para marcharen, para sitio alguno, sin nadie esperándolas.

Algunas miraban el Belén, ¿que estarían pidiendo?  Los que corriendo para comprar cosas no se daban cuenta de estos seres humanos, que deambulando al acaso, por las calles, querían algo un poco un casi nada, unas sobras, para su cena de Navidad.

En estas fechas, ando triste y atenta, dentro de lo que puedo, sin hablar les meto en las manos unos euros sin esperar que digan nada, no quiero, tengo vergüenza de no poder dar más.

Me gustaría poder hacer un poco más, no tengo como.

Si todos dieran un poco un casi nada, mucha alegría, pondrían en corazones apretados por el infortunio de ser hijos de segunda de Dios.

El Cielo ya tiene un sitio para ellos, pero tenemos que aceptar que sufren mucho en la tierra.

Esta semana no te olvides de dar un poco mas de atención a ojos tristes, a niños con los pies morados por el frio a los viejos que miran para sus manos vacías, sin nada, si supieras que cuando regalas un poco de ti, estás dando a Dios, seguro que el sabor de tu cena era mucho mejor y tu intimo, estará mucho más feliz.

No esperes que te pidan, mira con atención, regala, no esperes que te supliquen. Seguro que no va hacer falta, al revés tendrás el doble mas tarde o temprano. Lo digo, porque lo sé.

Hagamos que estas Navidades, sean de todos, no importa si unos tienen mas que otros, importa que todos tengan un poco.

Seamos hermanos, en verdad y intentemos dar un poco de felicidad, a quien no la puede tener, aun que sea una muñeca, o un dulce a un niño.

Que sea realidad, mi deseo, nada cuesta, solo un poco de amor al próximo.

Oporto, 23 de Diciembre de 2011

Carminha Nieves