Se hace, entre llanto, un tanto más duradero
El lóbrego raciocinio estancado y triste
Que se desviste en mis ojos y los hace aguacero
Y lo remite hacía los recuerdos que no quisiste.
Saber que entre “existe y no existe”
Se muda la lógica y aquí la espero;
Soy quién extraña lo que fuiste
Pero ignoro si como ahora eres aún te quiero.
Ahora que varado inmuto el inerte
Rastro de tu paso que por aquí yació
Tendré que ir más despacio;
Tengo por delante toda la muerte.
Pero por más frío y furtivo
Que parezca mi extraño brebaje
Ahora traigo la noche de encaje
Y a tu ausencia en lo que escribo
Y no he de tirarlos, como un vulgar,
En un tramo mustio de esta osadía
Amada mía, todo en su lugar;
Al fin y al cabo la soledad también merece compañía.