REYDROPE

El niño Jesús robado

Esto ocurrió en un pueblito donde se acostumbra siempre cada 20 de diciembre bendecir a los chuitos. En la iglesia todo el pueblo, católico, reunido pide a Dios ser protegido su hogar como todo un templo. El cura enrumbó el sermón, luego hizo la petición: que con total sosieguito llevaran a sus niñitos Jesús para bendecirlos. Hubo una de las señoras asistentes a la iglesia, llevó su chucho a la mesa y cuál sería su sorpresa después de la bendición: fue en busca de sus niñito, bendito por el pastor y no halló más que el vacío espacio donde lo colocó. ¡Me robaron al niñito! ¡Ay bendito, ay bendito! ¡ en la iglesia hay un ladrón, que esperó la bendición de todos los angelitos y en un descuido el bandido le echo mano al más bonito santo de mi devoción! ¡Ay Dios, Ay Dios… cierren pronto, ya, el portón, que la iglesia no se abra si no aparece el “robón”!. Al sacerdote en cuestión, le dio como pena ajena  y para solucionar el caso y evitar tan criolla escena, le dijo a la que era dueña del santo niño robado que le daba uno prestado santo de la noche buena. ¡Mi niñito es más bonito, sin embargo gracias padre! Y como una santa madre en sus manos, la señora, tomo al niño que ella adora diciéndole al sacerdote: que en lo que marque las doce el reloj de ese pueblito sacará al niño bendito pa acostarlo en su pesebre cuidando que no se quiebre ¡ni quiera Dios, su bracito!, como le pasó al chuito santo de su devoción, que me robo ese ladrón … y el cura le dijo ¡chiitoo!. Ya aparecerá el niñito del brazo roto, hija mía- le dijo el cura a la doña ante la feligresía. ¡Alguien se quiere casar! O tiene novia escondida! , a todo el que preguntaba la señora repetía. Se hizo célebre el momento que hasta al frente de la iglesia se aparcó la policía, diciendo de acá del templo nadie se va todavía. ¡Por uno pecarán todos! Si el niño no aparecía. Esa es la historia sencilla que ocurrió en pueblo cualquiera, de un chucho que se perdiera luego de la bendición, y causó tal conmoción, el hurto, a quién dueña fuera, que el cura tomó un velón y buscó en algún rincón un niño Jesús de yeso pa que no pusieran preso a nadie en su comunión y celebrar la cuestión, cosa que el cura sí aprecia, el hecho de que a la iglesia haya asistido un ladrón.

Pedro Luis Reyes Salas – San Diego (Carabobo) – [email protected]